Este era uno de mis lugares favoritos de campeo, antaño un lugar recóndito situado en la provincia de Guadalajara. Viendo la foto me han venido muy buenos recuerdos y mucha nostalgia.
Siempre he recordado aquél lugar por su inmensa belleza y acogedora tranquilidad. No creo que vivieran allí más de diez personas y cuando aquellos me veían entrar en la aldea cargado con el trípode y las mochilas, se asomaban tímidamente entre los visillos de las ventanas con gran curiosidad o quién sabe, quizás con temor por la incertidumbre que mi presencia les generaba.
Ir allí, era toda una aventura. Conducía una pequeña motocicleta (vespino), cargado como una mula, conduciendo con ventiscas, nieve y temperaturas bajísimas durante algo más de 20 kilómetros.
Una vez allí, cargaba con el equipo y subía ladera arriba por los interminables canchales e inaccesibles roquedos para hacer noche al raso entre aquellas magníficas hoces y fotografiar buitres y águilas reales al día siguiente.
Sin teléfono móvil ni GPS y un equipo fotográfico bastante parco, todo el conjunto de carencias conjuraban la pócima ideal para ofrecerme toda una gran aventura a pocos kilómetros de la capital de España.
Hoy en día, éste lugar ha sido declarado de interés turístico y aunque al pueblo le ha venido bien por la actividad económica que el turismo genera, el encanto y la tranquilidad del lugar se han perdido totalmente. Algunas de las especies que antaño criaban, lo dejaron de hacer hace años y otras lo intentan año tras año sin éxito debido a las incesantes molestias de la gente que lo visita.
El visitante queda sorprendida por la belleza de aquel magnífico barranco y no es para menos, pero para mí que por suerte lo conocí en su estado puro, ha perdido el encanto y como muchos de los seres vivos que lo habitaban, me he tenido que desplazar a otros "territorios" más tranquilos ante la presión de tanto turista ruidoso, mal educado e ignorante del daño que su conducta irrespetuosa tiene sobre el medio.
Esta es una foto para el recuerdo, una foto irrepetible y una buena foto para soñar con aquellos viejos tiempos en los que había muchos lugares recónditos llenos de encanto y pendientes de explorar.
¡Qué tiempos aquellos!