El hombre del tiempo advirtió que nevaría en cotas relativamente bajas y de manera abundante pero no pensé que fuera a nevar de tal manera que en algunas zonas de ventísca se acumulará medio metro de nieve. Acceder hasta la zona agreste y escarpada donde fotografío a las águilas reales fue realmente complicado. Por carretera con la tracción a las cuatro ruedas fue bastante sencillo circular pero me fue imposible evolucionar por los caminos debido a la gran acumulación de nieve que había en algunas curvas.
Conseguí aproximarme bastante pero para evitar quedarme atrapado, no me quedó otra que dejar el coche a un lado del camino y patear (cargado como un burro) hasta el tumbi.
A oscuras, caminando con fuerte ventísca, con la nieve rociada violentamente sobre mi cara, hundiéndome, patinando, tropezando y fatigandome a cada paso, pude llegar hasta el tumbihide que estaba semienterrado por la nieve acumulada.
Llevaba mucho tiempo pensando hacer fotos de las reales con nieve y un zorro pero hasta ahora no se habían dado las condiciones necesarias. Casualmente esa misma semana, mi amigo David me proporcionó un zorro adulto que encontró atropellado y casualmente ese fín de semana cayó una buena nevada. Por fín!!!
Debido al fuerte viento, las reales no posaron con su mejor pose pero las fotos están ahí; macho y hembra juvenil comiendo zorro con un ambientazo invernal inmejorable.
El tumbihide semienterrado por la nieve.
Demasiado madrugador. El macho entró a las 7:55am sin apenas luz.
La joven real entró más tarde, con mejor luz y protegiendo el zorro de los buitres que acechaban.
A las 13:00pm volvió el macho con mejor luz pero con menos nieve ya en el risco.
El pequeño Hummer se portó como un valiente y sin él no hubiera sido posible ésta aventura.