Los últimos pastores/ The last shepherds

En uno de esos lugares recónditos de la provincia de Guadalajara, mientras permanecía observando la fauna que acudía a un manantial, encontré a éste buen hombre que tímidamente me observaba medio escondido entre el chaparral. Lo llamé y me acerqué hacia él con el fin de entablar tertulia. Rápidamente comprendí que se trataba del auténtico hombre de campo, de esos hombres medio asilvestrados que ya cuesta trabajo encontrar. Mientras conversaba con él, me percaté de la dureza de su modo de vida; sin medio de locomoción, aislado todo el día en medio del monte y con unos recursos económicos y culturales mínimos. Sin mujer e hijos y una madre convaleciente a cientos de kilómetros a la que a penas ve y toda ésta tristeza arropada por la dureza de su entorno donde la soledad se ha encargado de esculpir esa personalidad tan tosca y huidiza.
Es uno de los últimos pastores autóctonos, un retazo de la España profunda a la que por unos minutos pude asomarme y por suerte fotografiar.