La primavera la sangre altera.



Aunque el invierno parece resistirse a abandonarnos y aún son frecuentes las heladas nocturnas, los animales comienzan a dar muestras del inicio de sus celos. Como puede verse en la imagen de abajo, la totovía canturrea utilizando una piedra alta que le sirve de oteadero para proclamar sus dominios.
Realmente estaba esperando a un busardo ratonero que no quiso posar para mí, pero ésta totovía se posó en tres ocasiones sobre una roca y me alegró el día con su presencia.
En la foto de arriba, os muestro a un macho de roquero solitario que posó de mala gana porque el fuerte viento lo meneaba y el pobre animal se ponía a resguardo utilizando las rocas a modo de parapeto. Habrá que intentarlo de nuevo cuando las condiciones meteorológicas sean favorables.