Realmente estaba esperando a un busardo ratonero que no quiso posar para mí, pero ésta totovía se posó en tres ocasiones sobre una roca y me alegró el día con su presencia.
En la foto de arriba, os muestro a un macho de roquero solitario que posó de mala gana porque el fuerte viento lo meneaba y el pobre animal se ponía a resguardo utilizando las rocas a modo de parapeto. Habrá que intentarlo de nuevo cuando las condiciones meteorológicas sean favorables.