Un otoño brutal.
Lluvia, nubes, niebla y una pintoresca vegetación caducando a todo color, son la conjunción perfecta para fotografiar nuestros campos que ahora se visten de gala. Las aves por su parte, se van preparando para los rigores del inminente invierno, mostrando su plumaje completamente mudado y por tanto, toda su belleza. La brusca bajada de temperaturas sufrida en la madrugada del domingo y la ausencia de bellotas de encina en el monte, propiciaron que los arrendajos me entraran confiados y pudiera fotografiarlos repetidamente hasta conseguir las fotos que desde hace tiempo ansiaba.
Sin duda, gozamos de un otoño brutal que nos está dejando mucha agua, bellísimos paisajes y una fauna que con la bajada de las temperaturas, comienza a necesitar más aporte alimenticio y eso a los fotógrafos de naturaleza nos facilita las cosas...