Esta primavera me acerqué a uno de esos lugares que
por su peculiar ubicación, ya hacía bastante tiempo que no visitaba. Pude
disfrutar contemplando un par de cernícalos patirrojos que estaban de paso y me
concentré en un águila culebrera que descansaba sobre una enorme roca no muy
lejos del camino por el que circulaba.
Mientras me deleitaba observando la
belleza de aquél portentoso ejemplar con mis queridos binoculares Minox, se me
cruza algo por medio a una velocidad de vértigo.Separo la vista de los prismáticos
para buscar al proyectil alado y cuando consigo fijarlo, me doy cuenta que es
un precioso joven de halcón peregrino que va a posarse justo a unos pocos
metros de la culebrera supongo que por curiosear porque el halcón en ningún
momento mostró esa agresividad tan característica suscitada cuando algún
"invasor" se acerca demasiado a su zona de cría.
Sin más, me emociono,
elucubro, me da una de esas corazonadas de rapacero enfermizo y decido hacer un
lance. ¡Quien podía resistirse a recechar a aquél impresionante ejemplar, había que intentarlo...!
Para resumir un poco, os diré que el lance fue todo un éxito porque el halcón vino a primerísima hora del día, posando a pocos metros del hide durante algo más de una hora y me hizo bastante ilusión poder fotografiarlo.Desde aquél día no he vuelto a verlo volar por la zona y no creo que vuelva a hacerlo porque intuyo que se trataba de un halcón de paso, quizás un halcón norteño a juzgar por algunos detalles de su plumaje como me indica un gran amigo que conoce bien a los peregrinos.
Nota: Semanas después de publicar ésta entrada, varios especialístas acreditados me confirman que el ejemplar de las imágenes se trata sin duda de un falco peregrinus calidus.Una rareza (ave en paso del norte de Europa) de la que debo sentirme orgulloso de haber podido fotografiar.
Canon 7D MarKII + Canon 500mm F4 IS II + Extender x1.4 + Tripode y Gimbal Induro