
Me puse en contacto con uno de los propietarios para explicarle cómo y donde quería hacer las sesiones y lo mismo procedió con la guardería de la zona.
El primer paso ya estaba dado. Después unos cuantos días de cebado previo y a fotografiar milanos...
Para mi sorpresa en las dos primeras sesiones todos los animales se mostraban desconfiados y llegué a la conclusión de que el parasol y la lente del teleobjetivo les hacía desconfiar por lo que me vi obligado a fabricarme un símil de parasol con su correspondiente lente, dejándolo puesto durante toda la semana y volviendo a cebar con el invento instalado.
En la siguiente sesión las urracas entraron con total confianza y más de 15 milanos negros bajaron a comer a primera hora de la mañana mostrando una conducta natural y relajada. ¡El invento funcionó!