El azorete de los riscos

Quizás por mi forma de trabajar las rapaces, quizás por el tipo de localizaciones que elijo para realizar mis sesiones fotográficas o vaya  usted a saber que factor, los azores son una de esas especies que pocas veces he podido fotografiar a conciencia y generalmente cuando lo he hecho, ha sido siempre por azar y no como fruto a un trabajo previo y premeditado.
Este invierno, mientras trabajaba con las águilas reales, me sorprendió éste macho adulto de azor aquerenciándose al lugar durante tres sesiones seguidas. Tres sesiones y listo, ya no lo he vuelto a ver más hasta la fecha.
Sabía que era algo puntual, quizás un pájaro de paso o un ave alejada de su territorio habitual forzada por la hambruna invernal.
Adentrarse en el territorio de las reales no es una buena idea y éste azor bien lo sabía porque en cuanto veía llegar a una de las águilas, salía huyendo a toda velocidad para no volver en lo que restaba de jornada.
Me entraba entre 7.50-8.00am sin a penas luz y con algo de niebla lo cual hacía imposible poder sacar alguna foto decente (deseperante!!!)
Afortunadamente, una mañana el macho de real fue más madrugador y al azor no le quedó otra que venir más tarde para poder comer aprovechando uno de esos momentos en los que la zona estaba libre de peligros (sin águilas ni incómodos córvidos).
Vino con una luz fantástica y me hizo especial ilusión que utilizara un posadero que la tarde anterior coloqué con esmero y esperanza como podéis ver en la imagen.
Hasta la próxima pirata!!