Cuestión de tiempo.

Cada vez es más dificil observar halcones peregrinos en estado salvaje y más aún encontrar parejas criando y que estas culminen su empresa con éxito.
Cada año tengo la costumbre de recorrer dos o tres enclaves donde añtaño vi criar a esta impresionante especie con la esperanza de que alguna nueva pareja colonice el territorio desocupado y si bien ésto no sucede, lo cierto es que en éstas zonas es relativamente frecuente observar cierto movimiento de halcones porque claramente son zonas propicias y querenciosas para esta especie.
Pero los halcones no terminan de asentarse y los avistamíentos que hago son de aves en paso. Esto conlleva que de los numerosos intentos que he hecho, tan solo en dos ocasiones haya podido fotografiarlos y ya sabéis lo duro que es trabajar en los ríscos y esperar horas y horas sin obtener resultado alguno.
Esta hembra joven que os muestro me dio una alegría y pude disfrutar de ella durante horas porque mostró gran atracción por las ramas altas de un roble medio muerto que hay junto al hide.
Esas ramas secas son el lugar idóneo para descansar plácidamente y otear el terreno.
Los halcones son aves bastante agresivas y no toleran la presencia de competidores así que esta hembra me deleitó con numeroso ataques hacia cuervos, alimoches e incluso contra un zorro al que propinó un ataque verbal de escándalo.
Su veloz vuelo, su capacidad de jugar con el viento mientras daba pasadas por encima del hide y sus constante piar de alerta me hicieron disfrutar como hacía tiempo y por fin cumplí en buena medida con mis expectativas.
Habrá que hacer más sesiones y esperar a que un día se digne a posar para mí uno de esos ejemplares lustrosos de esta preciosa especie que es el Falco peregrinus brookei.

Pese a la falta de cobertura vegetal, unas cuantas ramas de roble fueron suficientes
 para conseguir mimetizar el hide.

 Poca luz hay a las 8:00 de la mañana de un día nublado.    
 1000 ISO  f/8 y 1/200seg
Ante la presencia del cuervo, el halcón pía con gran excitación.




 La incidencia de la luz y la pose del ave pueden hacer cambiar la percepción de los tonos del plumaje juvenil y equivocar al observador.
 En esta imagen los tonos del halcón son más cenizos y de lejos daría la sensación de ser un individuo adulto.

Esa mirada penetrante, la esbelta pose y esa cálida luz de amanecer hacen que esta sea para mí posiblemente una de las mejores fotos de la sesión.